Mindfulness es una palabra que significa Atención o Conciencia Plena. Es una habilidad que todas las personas tenemos que sirve para prestar atención a propósito al momento presente sin juzgar y aceptándolo. Como cuando de repente comemos algo que nos entusiasma, y lo paramos todo para llevar los cinco sentidos a vivir esa experiencia durante unos instantes, o cuando de repente nos ponen un recién nacido o un bebé dormido en nuestros brazos y lo observamos como si no hubiera otra cosa, o como cuando sucede algo a nuestro alrededor muy intenso o especial y sólo tenemos ojos y oídos para eso…

Su origen se remonta a hace 2.500 años y al budismo. Y a partir del S. XX se empieza a investigar y a difundir en EEUU y Europa como técnica y herramienta desligada de la religión para estar y permanecer en el presente, reducir estrés y malestar, combatir el dolor y la enfermedad, ser más efectivos, ganar en bienestar y calidad de vida.

Solemos pasar la mayor parte del tiempo inmersos en nuestros pensamientos: vagando, repasando y rememorando recuerdos y cosas que ya han pasado; planificando, imaginando o anticipando situaciones o historias del futuro,… y pocas veces durante el día estamos en el ahora, en el presente, en lo que está aconteciendo en este momento. Hacemos muchas cosas a la vez, o mientras hacemos algo, nuestra mente está en otro lugar, en otro momento. A eso lo llamamos funcionar con el piloto automático, y así, luego no sabemos dónde hemos dejado las llaves, o dónde habíamos aparcado, o qué veníamos a hacer en la cocina, o estábamos seguros de que habíamos cogido los papeles de encima de la mesa de la oficina. Y pasan los días, las semanas, los meses, y tenemos la sensación de que no nos hemos casi ni enterado, y ya mismo estamos en verano, o en Navidad!

La vida está para vivirla, está para enterarnos de ella, está para que estemos presentes, la vivamos y la disfrutemos, con todas sus consecuencias. Con Mindfulness se potencia esta idea, la de estar presente, con toda la conciencia puesta en el aquí y el ahora. Es una habilidad que entrenada ayuda a tener mayor control sobre nuestra atención, sobre a qué queremos prestarle ahora atención y a qué no, y la cantidad de tiempo que quiero dedicarle esa atención a algo. Ganamos concentración, capacidad de dar respuestas más efectivas, salud… Y algo más, ganamos el aprendizaje de suspender los juicios, de ser más neutrales en nuestros pensamientos, y el aceptar las cosas tal y como son, sin pasarnos la vida deseando que hubiesen sido o fueran o vayan a ser de otra manera distinta. Y esto, es calidad de vida.

• Reduce el malestar y sufrimiento psicológico, y reduce los síntomas físicos causados o potenciados por la ansiedad, el estrés y algunas enfermedades físicas.
• Aumento de la conciencia de sí mismo: mayor conciencia corporal, de los juicios y pensamientos, y de los sentimientos y emociones, de lo que somos, de lo que queremos.
• Mayor aceptación y compasión de sí mismo, de las situaciones y de los demás.
• Fomenta la autoregulación emocional: menor reactividad emocional, mayor equilibro.
• Favorece la conexión con uno mismo, con los demás y con el mundo que nos rodea.
• Reduce la impulsividad, las distracciones y los automatismos.
• Mejora la concentración y la efectividad.
• Se aprende a comunicarse de una forma más consciente y menos violenta.
• Mejora el estado de ánimo.
• Disminuye los niveles de cortisol (la hormona del estrés) y fortalece le sistema inmunitario. Reduce la tasa cardíaca y la presión arterial.
• Provoca en el organismo relajación, calma y paz, a nivel físico y mental.
• Favorece el estar plenamente en el presente, en el aquí y ahora, y en consecuencia el aceptarlo y disfrutarlo.